Un tesoro escondido a simple vista
Calar es una bodega familiar situada en la histórica finca Montanchuelos, en el Campo de Calatrava, sobre suelos volcánicos.
Bodegas Calar fue fundada por Juan José Moreno Alarcón, con la filosofía de hacer vinos que “mantengan el carácter familiar y hablen de la tierra donde han nacido”. La bodega está situada en histórica finca de Montanchuelos, que aparece en la historia después de la batalla de Las Navas de Tolosa en 1212, siendo una de las encomiendas más importantes de la orden de los monjes guerreros de Calatrava.
Hoy, las tres hijas de Juan José Moreno Alarcón continuamos al frente de la bodega, permaneciendo fieles al sello de sostenibilidad y respeto al medio ambiente que caracteriza la vitivinicultura artesanal de nuestra historia.
Con producciones pequeñas, y selección en el viñedo, nuestra filosofía es la de mínima intervención, pero sin olvidar la innovación. Gracias a incorporar avances tecnológicos, tales como la estación meteorológica y el sistema de teledetección, conocemos con exactitud el estado real de las viñas. Nuestros viñedos tienen una densidad media de 2000 cepas por Ha. No utilizamos herbicidas ni pesticidas, trabajamos con cubiertas vegetales y fertilizamos con abono natural.
En bodega, nuestra filosofía es la misma, llevando una vinificación de respeto, con la mínima intervención y utilizando materiales que nos permitan reflejar la singularidad de nuestros suelos volcánicos.
Desde que nuestro padre decidió aprovechar el entorno natural inalterado de esta tierra volcánica, produciendo un vino con nombre propio, nos sentimos depositarios de ese legado histórico, con la misión de protegerlo y hacerlo llegar a las generaciones futuras.
Somos guardianes de esa filosofía, y la transmitimos a través de nuestros vinos: la excelencia de la uva que nos da esta tierra volcánica es respetada al máximo, y nuestra única labor es preservarla con el máximo cuidado y sin interferir en la esencia de cada parte del proceso.
Marta Ramas y Miguel Fisac son Ingenieros Agrónomos y se licenciaron en Enología, en la Universidad de Burdeos. Fue allí donde comenzó su carrera profesional, trabajando en Grands Crus Classés de Saint-Emilion, Sauternes y Pessac-Léognan. Durante su etapa francesa aprendieron que los pequeños detalles y un gran terroir son los que marcan la diferencia a la hora de elaborar un gran vino.
Su inquietud y el amor por el vino los llevó posteriormente a conocer nuevas zonas vitícolas en Nueva Zelanda, California y Sudáfrica, donde trabajaron varias temporadas y donde continuaron su aprendizaje de las distintas formas de vinificación que existen en el mundo. En el año 2013, decidieron volver a España en diferentes regiones, incorporándose a Bodegas Calar porque creen firmemente en el potencial de nuestro terroir volcánico.