Nuestros suelos

Un gran terroir vitícola con unas característica únicas​

Nuestros viñedos están en la falda de Sierra Morena a 650 m sobre el nivel del mar con un clima continental y lluvias de 400 mm anuales.

En este entorno peculiar y característico, con esos suelos únicos, crecen unas hectáreas de viñedo, fundamentalmente de Tempranillo, junto con algunas de Garnacha, Cabernet Sauvignon y Chardonnay.

El viñedo se encuentra sobre suelo medianamente básico y en general poco calizo, una matriz franco-arenosa mezclada con el material volcánico. Esta peculiaridad lo define como un gran terroir vitícola. Por un lado, la ligera basicidad limita la nutrición y el vigor de la planta de forma natural. En un suelo medianamente básico, la planta es sometida a cierto estrés, principalmente nutricional en cuanto a asimilación de minerales y oligoelementos; sin embargo, al no existir una concentración de caliza activa importante en este suelo volcánico, ese estrés es limitado, y la planta es capaz de alimentarse de la riqueza mineral del mismo, produciendo una uva concentrada, con mucha carga frutal en aromas, equilibrada en acidez y con un carácter mineral propio y original. La finca se extiende por el valle del río Jabalón, en plena zona volcánica del Campo de Calatrava.

El vulcanismo reciente se refleja en el relieve en forma de volcanes extinguidos, coladas, hervideros o maares, y ha contribuido de manera decisiva a la singularidad de nuestros suelos.

Vinas Bodegas Calar

“En la finca Montanchuelos el vulcanismo de la región está muy presente gracias a una aparición abundante y generalizada de piroclastos, que ya forman parte del suelo mezclándose con el sustrato local. Son especialmente evidentes en la franja de contacto con las cuarcitas de la serrata sur, donde aparecen como cantos y gravas íntimamente integrados como consecuencia de la actividad antrópica. La omnipresencia del material volcánico, producto de las erupciones explosivas, es una característica común en todos estos suelos”.

“Su presencia como grava y arena mayoritariamente, con una degradación no completa, provoca que se trate de suelos muy ventilados y mineralizados.”

Un suelo extremadamente raro y con unas características únicas que encontramos en solo tres pequeñas regiones de la Península Ibérica. El campo de Calatrava, Olot y Cabo de Gata.